
(17/Nov/16) Frente a las habituales acusaciones que reciben por remarcar “demasiado” los productos que venden, las cadenas de supermercados salieron a defenderse. Aseguran que la rentabilidad operativa del sector, en la Argentina, promedia el 2,7%, un nivel por debajo del promedio mundial, que es del 3,1%. Además, insisten en que el negocio viene en franco deterioro.
El dato, junto con otros vinculados a la actividad del sector, corresponde a un estudio de la consultora Abeceb que llevó más de seis meses de elaboración. Fue preparado a pedido de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) y presentado en el marco de las jornadas supermercadistas que se realizan en el predio Rural de Palermo.
Durante la presentación estuvieron los representantes de las principales cadenas, como Carrefour, Disco, Jumbo, Coto y la Anónima, entre otras, que concentran prácticamente un tercio de la torta del consumo masivo.
La economista Soledad Pérez Duhalde, a cargo del estudio, señaló que “en la Argentina, la rentabilidad de las cadenas es comparable con la de otros países de la región”. Está por encima de Europa (2,4%), en sintonía con los Estados Unidos (2,9%) y por debajo del promedio de los países emergentes (3,7%) y de Japón (4,5%), explicó.
Además, “la estructura del sector es similar a la de la región y no está asociada a los procesos inflacionarios”, según la analista. Y explicó que los súper explican el 36% del comercio minorista. Entre otros datos, el estudio mostró que los precios en las góndolas están altamente impactados (casi en un 80%) por los costos de insumos, producción, fletes, salarios e impuestos.
Un caso emblemático, en este sentido, es el de la leche, un producto en el que se ve claramente que “el tambero pierde plata y el supermercado también”, agregó Pérez Duhalde. Según este análisis, mientras el tambero percibía, en junio de 2016, $4,10 por litro, el supermercado lo compraba a $10,12 y el precio final en la góndola era de $16,55. En el último eslabón de la cadena de valor, tallaron el IVA, el costo y el margen ($0,48) de la cadena.
“El supermercadismo tiene una rentabilidad pésima que se viene deteriorando en los últimos años por la muy fuerte presión impositiva, que además, viene creciendo”, se quejó Federico Braun, titular de La Anónima.
En tanto, Juan Vasco Martínez, vocero de ASU, confirmó que el deterioro en las ventas, por la caída del consumo, el impacto inflacionario y los altos costos del negocio, está arrojando los peores balances “también para el resto de las cadenas del sector”.
“El consumo se mantiene con bajas del 6%, aunque el mes de noviembre arrancó mejor”, dijo Alfredo Coto, momentos antes, durante las Jornadas. En tanto, según Carlos Velasco, el director de Comunicaciones de Carrefour, “el consumo se mantiene estancado entre 5% y 8%” debido a la caída del poder adquisitivo” de los salarios.
Consultados sobre la posible mejora en los niveles de compra de la población, a partir de una recuperación de la actividad económica general (los súper representan 4,7% del PBI), los empresarios se mostraron optimistas. “Después de un muy mal trimestre de agosto a octubre, noviembre empezó algo mejor y estimamos que las ventas se van a recomponer”, estimó también Braun. Otro efecto que podría incrementar los volúmenes vendidos en las megasuperficies, según su opinión, es la devolución del IVA para los consumidores de menores ingresos. Algo que todavía no logra arrancar.
En 2015, según los datos del informe de Abeceb, las cadenas facturaron $21.433 millones, motorizados por una suba promedio de precios del 31% entre enero de 2015 y abril de 2016. Fuente: CRA/Clarín.