Gabriela Iturrioz: “Fue muy loco, porque en realidad Néstor toda la vida estuvo en mi vida”

POR DARIO FARIÑA. Es una mujer criadora, que ama a su familia, que trabaja incansablemente fortaleciendo su núcleo familiar. Además, es gerente general de la firma Néstor Hugo Fuentes SA y hoy es la única martillera en el campo agropecuario. Su historia está marcada por la influencia de sus abuelos, por la fuerza que le marcaron sus padres y por su pasión por innovar y generar nuevas oportunidades.

A sus 47 años (que cumplió el 19 de enero, capricorniana: “Recontra capricorniana”, dice) tiene una trayectoria de vida en la que hubo momentos felices pero otros duros, pero siempre salió adelante, mirando hacia un objetivo en el que le gusta avanzar sobre bases sólidas.

Esa es la imagen de esta mujer que es muchas en una sola: hiperactiva, está en todos los detalles organizativos, con el celular que no se despega de su mano para dar indicaciones, que acompaña en todo a su esposo Néstor Hugo Fuentes, que pone a sus tres hijos por encima de todo, que encontró en General Acha su lugar en el mundo (aunque ame Madrid) y que no olvida, en ningún momento, a sus raíces.

Linda charla con campoindustria.com. Fue el sábado por la mañana en el predio de la consignataria (vive en una casa a pocos metros de los corrales), un par de horas antes de que comenzara el remate Destetes del Natural (donde remató, y la verdad que impacta con su estilo, su ritmo y el conocimiento de todos los detalles), y sentada cómodamente en uno de los bancos de madera contó toda su vida, se emocionó, rió y se abrió para decir todo lo que sentía.

¿Quién es, qué es y cómo es Gabriela Iturrioz?

Gabriela Iturriós primero es criadora. Es mujer que ama mucho a su familia y trabaja permanentemente para fortalecer su familia. El núcleo duro mío son los chicos, Néstor, y sobre eso trabajamos. Me encanta mi actividad como productora agropecuaria. Me apasiona. Y después me dedico a todo el resto. Soy la gerente general de Néstor Hugo Fuentes SA, tengo un sinfín de actividades dentro de la consignataria, entre ellas soy martillera de la firma, que es una de las actividades que más me gusta en mi rol dentro de la consignataria. Me parece que es algo lindo, no solamente por mí, siempre consideré que fue un emblema para el resto de las mujeres que seguramente van a seguir ese camino y van a haber cada vez más arriba de un carro rematando, y eso está bueno.

Por qué no hay muchas…

Hay una acá en La Pampa, que fue la primera que remató en el mercado de Liniers, Florencia Brandemann, y ahora creo que no está rematando. Remató un tiempo y se fue. Y después está la chica de Hildarrás, que está estudiando pero creo que todavía no se recibió y hace un tiempo me escribió, me dijo que estaba estudiando. Y va a haber un montón más, seguro que sí.

¿Te tiene como referente de alguna manera?

A mí me gusta denominarlo como abriendo la puerta, marcando el rumbo, marcando el camino, que está bueno, ¿no?. Y después cada uno hace su trayecto con su paisaje, con lo que elige. Me gusta mucho innovar, ser innovadora, ser creativa, generar cosas nuevas, cosas que la gente se sorprenda, porque me gusta sorprender. Y en ese esquema voy caminando todos los días.

Vos decís, tenés muchas actividades, se nota mucho. Se te ve que tenés un sinfín de actividades, pero siempre calma, como que tenés todo controlado. ¿Es así?

Eso lo logré hace 10 años, a partir de estar al lado de Néstor. Néstor me da tranquilidad y me enseña cómo mostrarme, porque muchas veces los que estamos tan expuestos públicamente necesitamos mostrar lo que queremos mostrar. Entonces, de alguna manera, he aprendido de él. Qué decir, cómo decirlo, en qué momento. Y después he aprendido que de esa manera también disfruto más los momentos y las cosas. Antes iba muy apurada, muy rápida, y no disfrutaba el momento. Por correr no veía el paisaje.

Si no la vida es algo te pasa por el costado y no la ves…

Sí, exactamente. Y también me pasa eso de que a medida que tengo más años soy más consciente de que esto es una etapa, después va a venir otra. Y yo soy una persona que, como te dije recién, me gusta innovar, generar cosas nuevas, también me gusta ir cambiando de actividad. Estuve 10 años trabajando en INTA como investigadora a cargo de grupos de investigación a nivel nacional, como economista, y un día decidí que estaba cerrada esa etapa. Fui docente en la Facultad de Agronomía también durante 10 años, y cuando vino Benjamín mi vida ya había cambiado, tenía un papá mucho más grande que a lo mejor no era tan fácil que me pudiera ayudar, entonces decidí que había actividades que ya no estaban dentro de mi vida, no las podía seguir sosteniendo. Y ahí dejé todo lo que fue investigación, todo lo que fue la enseñanza, la docencia, y empecé con esto. Me hice de cero, porque hace un poquito que estudié martillera y me subí a un carro y lo hice. Y la verdad es que me da placer, son las cosas de la vida que disfruto, los lujos que me permito tener en la vida. Después veremos qué sigo haciendo.

Seguramente tenés pensado, porque no dejás nada librado al azar

Absolutamente, no dejo nada librado al azar. Pero también es verdad que a veces yo planifico mucho, me gusta planificar, organizar, pero la vida me sorprende. La vida me ha sorprendido, positiva y negativamente. Me ha pegado algunos sopapos cuando estaba fuera de órbita, que me decía por acá no, pero yo soy muy perseverante, yo quiero insistir. Y frenaba y no, no, por acá no. Tuve algún problema de salud, tuve triquinosis, estuve muy jorobada y ese fue un cambio en mi vida bisagra. Cambié muchas cosas a partir de esa enfermedad.

¿Ese fue el sopapo más grande que recibiste?

No, el más grande fue la muerte de mi mamá. El segundo, fue el segundo. Mi mamá murió un año antes que naciera Benjamín. Estábamos buscando a Benja y mi mamá murió en abril del 2015 y al mes siguiente quedé embarazada de Benja. Porque además era a Benja a quien esperábamos, porque para Néstor fue un antes y un después, fue algo que deseaba mucho. Y a mí me hacía mucha ilusión tener un hijo. Después perdí otros embarazos.

¿De dónde viene la criadora?

La criadora viene de la raíz. Viene de mi abuelo, de mis abuelos. Yo siempre hablo de él, pero si miro tengo todos mis abuelos como productores agropecuarios. Mi abuelo, el que yo digo es Tito, Tito Iturrioz. Tenía a campo en Padre Buodo, yo me crié con él, con mi abuela María Elena y mis padres, hasta los cinco años en el campo. Iba todos los meses a las ferias de Padre Buodo con ellos. Era la salida nuestra del campo. Mi abuela, mi mamá, se pintaban las uñas, se peinaban para ir al remate. Venían, se ponían en una camioneta, comían el asado, compartían socialmente, charlaban, después iban a la camioneta y no entraban a los corrales. Yo iba derecho a los corrales con mi papá y con mi abuelo, me subían arriba de un carro, me subía Víctor Promencio, que viene a nuestros remates. Víctor es hijo de Abel Promencio, que era un tío lejano mío. Y él me subía arriba del techo de la camioneta y me ponía al lado del rematador, entonces yo iba todo el remate. Hablamos de que tenía tres o cuatro años de edad. Y estaba ahí sentadita, todo un remate ahí, escuchando el remate, mirando lo que hacía el martillero. A la noche nos sentábamos al lado de la chimenea, en el campo, y mi papá que había tenido la ilusión de estudiar martillero y por cosas de la vida se tuvo que quedar en el campo, me sentaba a cocochito en las piernas y me decía “bueno, vamos a rematar”.

¿De chiquita ya “rematabas”…?

Claro, sí. Entonces yo remataba la hacienda de todos los vecinos de la zona. Tenía que saber el nombre del campo, el apellido del vecino y se los vendía a los terneros. Tenía que presentarlos y es algo muy loco, porque 30 años después me encuentro con un señor que comparte la vida conmigo y me enseña lo que yo sé rematando, porque lo que sé es gracias a Néstor. Eso nunca lo digo, pero lo doy por sentado que es obvio. No tengo otro referente cerca. El siempre dice que hay que saber de dónde viene la hacienda, hay que saberlo presentar al productor, porque es parte de la historia del lote que estás vendiendo. Y eso es muy importante.

Contame de tus padres…

Mi papá se llama Carlos y vino al remate de Destetes del Natural, por supuesto. Mi mamá se llamaba Alicia. Y Alicia era hija única, igual que yo. Mis abuelos también tenían campo acá en Quehué, que cuando tenía los cinco años nos venimos del campo de mi abuelo paterno a vivir Quehué, porque mi otro abuelo le deja el campo a mi mamá y a mi papá para que se hagan cargo ellos. Ahí hice toda la primaria, en el pueblo de Quehué.

Es decir, que vos ya venías de la cuna con esa idea, con las ganas de ser criadora y martillera. Porque en el secundario uno dice “quiero ser tal cosa”. ¿Y vos qué decías?

Martillera nunca, se me borró. En serio. Nunca, nunca se me cruzó por la cabeza ser martillera. Nunca. Yo quería volar, quería viajar, quería conocer mundo. Me encanta el comercio, así que estudié comercio internacional. Mi papá estaba como loco, porque quería que estudiara veterinaria acá en General Pico y yo me fui a estudiar comercio internacional a Buenos Aires. Primer síncope de mi papá. Y el segundo cuando le dije que me iba a vivir a España. Estuve dos años viviendo en España. Mis dos primeros hijos son hijos de un español, de un madrileno. Mi hija mayor se llama Cecilia, tiene 18 años. Ella está estudiando en Milán, diseño de modas. Se acaba de ir. Y Santiago, que tiene 14, vino por unos días y ya se va. El es futbolista, le encanta el fútbol. Pero los dos viven acá. Y Benjamín, el martillero, jajaja. Es tremendo. Qué puede salir el pibe con los dos padres que le han tocado.

¿Cómo fue esa experiencia de vida en España?

Estuve en España dos años, fui a hacer un máster y me quedé a trabajar. En ese entonces la persona que estaba a mi lado, que es el padre de mis hijos mayores, me dice “¿qué vamos a hacer?”. Digo, yo, nada, estoy bien. Yo estaba re bien. Yo amo Madrid. Me encanta. Viví en Madrid felizmente dos años. Es una ciudad divina. Digo, yo me quedo acá, aunque en algún momento tendré que volver para estar con mis padres. Entonces en ese momento él me dijo “no, no, hay que volver y hay que volver ahora”. Era el 2002, el peor momento de Argentina, yo lo quería matar. Nos vinimos y estuvimos acá diez años, no se acostumbró nunca a Argentina. La pasó mal, muy mal, pobre. Nos terminamos divorciando a los diez años. Y hasta acá yo hice mi carrera en INTA, me dedicaba a la economía, me dedicaba al campo, era productora agropecuaria. Desde el 2002 yo empecé a tener mi propia hacienda a nombre mío, y que antes estaba a nombre de mi papá o de mis abuelos.

¿Después apareció Néstor en tu vida?

Cuando terminó eso que te conté me junto con Néstor, nos casamos y ahí empezó el tema del martillo. Fue muy loco porque en realidad Néstor toda la vida estuvo en mi vida. Toda la vida. Porque yo venía a los remates acá, con mi abuelo y mi papá. Era el señor que remataba, era un señor que tiene 22 años más que yo, que tengo 47 y él cumplió 69. Inclusive yo soy muy amiga de algunas de sus hijas, entonces tenía otra mirada. Pero lo conozco de toda la vida, porque desde que tengo uso de razón vengo a los remates. Primero de Martocci, después de Néstor, de la firma.

¿Y el click, cuándo fue?

El click fue en esa época...en el año 2013. Yo empecé con problemas serios y terminé divorciándome, obviamente. Fue más del lado de él que del lado mío, eso lo tengo que decir. Yo estaba como desubicada, porque no entendía...soy muy tradicional, muy a la antigua usanza. No me imaginaba una relación entre él y yo. Y después sí pasaron momentos durísimos, porque obviamente estar en pareja con una persona como él, que es todo un protagonista local, no fue fácil. Tuvimos a Benja, nos casamos y empecé a estudiar martillera.

Ahí se vislumbraba la nueva martillera de la firma…

Fue todo un tema, porque él no estaba convencido de que yo me podía subir al carro. No había referencias. “¿Qué te vas a subir?, te van a decir algo, vamos a quedar expuestos, no es una buena idea” me decía. Y yo le respondía “sí, Néstor, sí, porque no hay mujeres y la casa tiene la oportunidad de que una mujer sea la referente de esto. Y creo que está bueno”. La verdad que haciendo un costado mi idea, ya que no me gusta el ego, estoy siempre muy lejos de eso. “Pero sí creo que le sirve comercialmente a la casa. Como referencia al resto de las mujeres. Esto de que abríamos caminos. Está bueno, creo que era una linda oportunidad”, le decía. Y tuve que batallar incluso contra él para hacer este camino. Un año me tuvo esperando desde que me recibí hasta que me dejó subir a martillar. Un año. Las peleas que hubo en el medio. Y un día me dice “bueno, subí”. Pero ayer me dijiste que no estaba preparada!. “No, pero hoy sí!!, jajaja.

¿Dónde fue el debut como martillera?

El primero fue en Bernasconi y después fue acá en General Aacha. Hacía la hacienda al kilo en ese momento, que es lo que menos me gusta porque estoy alejada de eso, y después intercambiamos los roles con Germán (Scheffer) y hoy hace él la hacienda al kilo y los vientres. A mí me gustaba rematar los vientres, también remataba los vientres, me encanta, me gusta mucho. Pero me encanta la hembra, sí, me encanta la hembra. La hembra tiene menos valor que el macho y tiene menos importancia o relevancia que el macho, y a mí me parece fantástico poder hacer ese trabajo, darle valor y hacerla lucir. Por ejemplo, a las Madres Angus Seleccionadas creo que se les puede dar un valor distinto porque tiene una continuidad diferente, es la fábrica que tenemos como criadores. Entonces para mí eso es un honor que me permitan martillar ese sector.

Se te nota feliz, completa, más allá de los obstáculos o de algún problema, pero se te nota feliz

Sí, yo considero que soy una persona feliz con lo que hago, con la familia que tengo, con el camino que hemos elegido. Me gusta muchísimo viajar. Disfruto, me permite darme aire porque yo acá estoy todo el día. Llega el fin de semana y Néstor Hugo te sube a una camioneta y vamos a los campos, vamos a ver la hacienda. O sea, no parás. Entonces cuando paro, desconecto totalmente. Me gusta irme a conocer algún lugar o ir a Italia o a España. Por ejemplo, Benjamín ya está acostumbrado que siempre en julio/agosto nos vamos de vacaciones a España. Ama España. Se ve que se lo inculcamos y le encanta ir de paseo, pero yo creo que tiene que ver con esto de que tiene 10 o 15 días a sus padres a su entera disposición. El disfruta del ir, del compartir momentos con sus papás que por ahí acá en el día a día es difícil, está acá, es parte de esto, pero no está ni conmigo ni con Néstor. Anda a su bola. Y le hemos inculcado eso, lo de sociabilizar. Es mucho más sociable que mis otros dos hijos, mucho más charlatán, no para de hablar, es igual que su abuelo Carlos.

Te hago la última. Hoy hablaste de tu mamá y te emocionaste. Si la magia de Dios te permite estar sentada frente a frente, la agarrás de la mano, la mirás a los ojos, ¿qué le decís?

(Algunas lágrimas brotaron de sus ojos). La abrazo y le digo gracias. Primero por Benja, porque considero que Benja es un milagro de ella. Y segundo, por haberme dado las alas para ser lo que yo soy hoy, soy gracias a ella.