

Uno de los interesados en Vicentin y su plan que involucra una mega granja de cerdos en Argentina
Tras casi seis años del default más grande del agro argentino, pronto podría definirse el futuro de la empresa.
Actualidad18 de septiembre de 2025 Campo Industria


El caso Vicentin se convirtió en una herida abierta para el agro argentino. En diciembre de 2019, la compañía —una de las principales exportadoras de granos y subproductos del país— anunció que no podía cumplir con sus obligaciones financieras. El default, que superó los 1.600 millones de dólares y afectó a más de 1.700 acreedores, se transformó en el mayor concurso de la historia del sector. Productores, acopiadores, cooperativas y corredores vieron comprometido su capital de trabajo y sus líneas de crédito, con un impacto sistémico que aún hoy se siente en el mercado.
En el episodio 59 de Agro y Mercados, el podcast semanal de la corredora Grassi, Mariano Grassi abordó la instancia final del proceso judicial: el cram down. Esta herramienta, prevista en la ley concursal, permite que terceros presenten propuestas para quedarse con el control de la empresa cuando el plan original no consigue aprobación.
Cuatro grupos presentaron ofertas, entre ellos la propia Grassi. “Lo único que tenemos asegurado es que los acreedores vamos a salir mejor parados”, aseguró Mariano Grassi, quien contrastó esta etapa con los intentos fallidos de reestructuración previos. “Hubo propuestas ilegales, que buscaban pagar en pesos devaluados a diez o veinte años, sin ninguna garantía. Hoy estamos ante un escenario competitivo y transparente”.
Las claves de la propuesta de Grassi
El director de la corredora detalló los ejes de su plan para reflotar la compañía:
Dolarización de acreencias: reconocimiento de las deudas en dólares, la moneda en la que originalmente se generaron.
Menú de opciones: distintas alternativas de cobro para que cada acreedor pueda elegir según sus necesidades.
Continuidad operativa: mantener a Vicentin como actor agroexportador, con la infraestructura y el capital humano que la posicionaron como uno de los jugadores más relevantes del sector.
“La existencia de Vicentin en el mercado es vital. Si se desguazaba, quedábamos con menos competencia y menos transparencia. En cambio, si sigue funcionando, todos los actores de la cadena vamos a estar mejor”, afirmó.
Grassi también planteó una vinculación con la granja de cerdos Isowean, en donde la empresa es socia. "Argentina tiene unas 370.000 madres de cerdo, si Vicentin integrase un grupo con 100.000 madres, que hay un montón en el mundo, y en Isowean tenemos 17.000, el Ebitda de Vicentin podría crecer a casi el doble. Y solo demandaría el 1 o el 2% de la harina de soja que puede hacer Vicentin".
"No estoy pensando solo en harina de soja para Vincentin, estoy pensando en ese ecosistema de primera que tiene gana de hacer cosas y que casi no agrega valor a los granos que hacemos, con poco podemos cambiar toda la lógica", resaltó.
Una lucha de largo aliento
Grassi también compartió el costado personal de esta pelea judicial. “Muchos decidieron dar vuelta la página, pero yo sentí que debía agotar todas las instancias. El agro argentino tiene un ecosistema único, con miles de pymes y productores que merecían una solución justa”, remarcó.
El proceso de cram down será decisivo en las próximas semanas. Lo que se defina no solo marcará el futuro de Vicentin, sino que también sentará un precedente histórico para el uso de esta herramienta legal en la Argentina.
Para los acreedores, que llevan casi seis años esperando respuestas, la expectativa es clara: por primera vez desde el default, las condiciones parecen alinearse para que la balanza se incline a su favor.
Fuente: https://news.agrofy.com.ar/
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