Fabio Campitelli: crió cerdos, anduvo por Sudamérica y se enamoró de mil lugares, pero se casó con Claudia y con Shorthorn

POR DARIO FARIÑA, ESPECIAL EN AZUL. Verborrágico, pero tranquilo, le encanta contar historias; amante de las relaciones públicas, fue jefe en una empresa donde estuvo muchos años. De chico conoció Palermo con su papá, que criaba cerdos. El también crió cerdos. Anduvo por distintos países de Sudamérica, nació en Urdampilleta pero vive en Neuquén.

Se enamoró de mil lugares, pero se casó con su gran amor, Claudia, y también se casó con Shorthorn, raza con la que tiene una historia familiar relacionada directamente con su abuelo Celestino. Por eso su cabaña de la raza madre de llama Don Celestino.

Fabio Campitelli (59 años, “nunca voy a cumplir los 60, siempre les digo a mis hijos”, cuenta riéndose) estuvo con su hermano Olegario, “Gary” para todos, en la Expo Otoño Shorthorn que se llevó a cabo en la Sociedad Rural de Azul, y en ese debut en este tipo de competencias que organiza la Asociación Criadores de Shorthorn, le fue bien.

Quedó conforme. O más que eso, porque fue un paso hacia adelante muy importante. También contó toda su historia en una linda charla con campoindustria.com, el sábado por la mañana antes de realizarse el remate, y ya está pensando en Palermo. No para. Es un hobby para él, pero lo disfruta a pleno. También de su familia, de la que siente un orgullo infinito, sobre todo por su gran apoyo, su esposa Claudia.

¿Fabio, cómo te fue en la Expo Otoño?

Mirá, realmente bien, satisfactorio, somos nuevitos en el rubro; trajimos dos lotes, uno de vaquillonas y uno de toros, sacamos Reservado, no había muchos tampoco, pero lo importante es participar. Para nosotros lo importante es participar, viajar, que nos conozcan, y esta fue la primera vez en Azul. Las únicas exposiciones a las que nosotros hemos salido es a Bahía Blanca, que es nuestra zona, y esta es la primera que hicimos acá en Azul, la primera de Shorthorn.

¿Por qué la primera de Shorthorn?, ¿tienen también otras razas?

No, la primera de Shorthorn como exposición de Otoño de esa raza. A Bahía Blanca vamos a la exposición de Bahía, en las cuales exponemos Shorthorn, pero de Shorthron específica es la primera a la que venimos.

¿Por qué eligieron Shorton?

Tiene una historia. Es la historia del niño, o la historia del abuelo. A los cinco o seis años andaba con mi abuelo Celestino y me acuerdo que íbamos a las exposiciones, y él siempre tenía Shorthorn, y en los cuernitos tenía el numerito. De eso pasó la vida. Yo no me dediqué al campo, aunque siempre cuando dije que en algún momento iba a volver, yo nací en el campo, voy a morir en el campo.

¿Y en el medio anduviste en qué actividad?

Estuve haciendo un largo recorrido. Es largo. Estudio en Buenos Aires, después me voy a vivir a Mar del Plata, ahí entré en Molinos Río de la Plata donde estuve cinco o seis años, de Molinos pasé a otra multinacional que era de gases, y ahí hice toda mi carrera. Ahí entré pateando tubos, tuve diecisiete mudanzas por toda Sudamérica, y a los veinticinco años me tocó Neuquén, y dije este mi lugar en el mundo, ahí me instalé.

¿Decís Sudamérica, en qué países?

Estuve Ecuador, Perú, Venezuela, Colombia, Chile y Uruguay. Pero volví y ahí arranqué siempre con mi abuelo con los cerdos, mi papá también criaba cerdos, y a Palermo fui veinte años con cerdos. Pero un día dije basta de cerdos, o sea yo tenía un criadero también, con mi hermano Olegario puse un criadero y dije basta. A Gary le dije “vos quedate con el criadero, yo me voy”, y compramos un campito en San Luis, empezamos a hacer cría de a poco pero con Angus. Pero no era ese el sueño, el sueño era otro, eso era una actividad de campo como yo quería, y hace tres años, cuatro años, le digo a mi hermano “quiero empezar con Shorthorn”. Quería hacerlo en Urdampilleta donde yo nací, donde están mis viejos, teníamos tres o cuatro quintitas.

¿Y?

A mi hermano le dije “¿Te animás?”, le pregunté. Y empezamos con diez, con quince, con veinte, de repente ya teníamos muchos y como no nos alcanzaban las quintas le empezamos a usar el campo a mi viejo. Mi viejo no tiene un campo, tiene una fábrica de soja, no es campo, pero un día nos dijo “chau, se me mandan a mudar acá, no los quiero ver más”. Así que conseguimos en Villa Irisi. Le dije a mi hermano, yo compro si vos te vas, si no, no. Y ahí arrancamos, ahí arranca Don Celestino, ahí arranca el Shorthorn.

¿Eso cuándo fue?

Eso fue hace tres años. Un año antes habíamos empezado a comprar algunas vaquitas y ahí nos fuimos. Con Puro Controlado arrancamos y este año ya tenemos cinco Puro Pédigree, pusimos veinte embriones, y ahí inseminamos todas las pédigres, que deben ser como diez o doce vacas. Así que para el año que viene, vamos a seguir creciendo. Aparte esto es una cuestión nueva para nosotros y en las sociedades de cabañeros, con Gustavo Cappello tengo varias vaquitas en sociedad, y este año exponemos un ternero en sociedad en Palermo, así que este año debutamos en Palermo también. Esa es un poco la historia.

¿Naciste en Urdampilleta, pero dónde vivís ahora?

En Neuquén. Me reparto un poquitito para todos lados. Ya lo de San Luis lo estoy abandonando, me estoy trayendo todo, ya no más, porque era insoportable seguir con la distribuidora en Neuquén, atender San Luis y Villa Iris. Allá ya estoy abandonando, este año es el último que me queda, y nos dedicamos acá.

¿Y Palermo es el sueño?

Sí. Palermo es el sueño. Volver, porque como expositor de cerdos estuve casi quince años en Palermo pero quiero volver con bovinos, que es otra cosa. El único sueño que tengo ahora. Lamentablemente, yo lo tomo como un hobby, y por eso tiene que ser un hobby controlado y chiquito, porque en esto si yo busco la rentabilidad, es cero para mí. A 600 kilómetros es difícil, pero estoy contento porque hoy si bien las relaciones humanas son difíciles, a mí me gusta eso. Mi mayor orgullo es que en el año 2004 se hizo una encuesta en la compañía, de gerencia para arriba, o sea votaron todos los empleados y les preguntaron cuál fue su mejor jefe, y me eligieron a mí. Ese fue el orgullo más grande que he tenido en mi vida. Nunca hicieron un reconocimiento en la despedida cuando alguien se iba y a mí me despidieron con todos los honores, y eso lo tengo guardado acá adentro. Todos los gerentes se fueron con mucha, yo no, pero sí me fui con esa satisfacción muy adentro mío. Ahí me dieron la distribución, arrancamos con la distribución de gases, y después está esto, la ganadería, el hobby.

¿Y la familia…?

Es todo. Tengo uno hijo que tiene 36 años, se llama Juan Manuel y está en Alemania; después tengo a Morena, de 19; y el otro más chico se llama Benicio que tiene 14, pero a Beni no lo hago venir al campo ni aunque le pague, él es tecnológico. Mi señora (Claudia Yévenes Reyes) es la base de todo. Nos conocimos hace 15 años, cuando yo fui a Neuquén, y es la mejor mujer del mundo. O sea, yo vengo con todo un historial atrás, pero nos juntamos ya de grandes, tuvimos a Benicio y ella es la que banca todo. Es una mujer total.

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Por Darío Fariña. En la Expo Otoño de Azul, campoindustria.com está auspiciado por: Asociación Argentina Criadores de Hereford, Sociedad Rural de Azul, y las cabañas San Marón, La Camila, Los Ceibos, San Edmundo, Doña Angélica, Santa María, San Miguel, San Antonio, La Trinidad, La María y Don Celestino.