

LA MUJER Y EL CAMPO. Silvia Pérez Monzón y Carolina Gudiño, pilares fundamentales e imprescindibles en las vidas de Alfonso Bustillo y Carlos Fernández
Silvia Pérez Monzón es la esposa de Alfonso Bustillo, el presidente de la Asociación Argentina de Angus. Carolina Gudiño es la esposa de Carlos Fernández, secretario de la institución de la raza líder. En una charla a corazón abierto, las dos contaron cómo es vivir con dos dirigentes que no paran de trabajar, de compartir el día a día, de sus familias. Y hablaron de ellos, por supuesto: “Carlos no para nunca” y “Alfonso es un ser increíble” fueron algunas frases.
Entrevistas16 de octubre de 2025


POR DARIO FARIÑA. Se dijo siempre que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Aunque a ese “detrás” hay que eliminarlo. Lo correcto es “al lado”. Y en ellas dos, en Carolina Gudiño (esposa de Carlos Fernández) y Silvia Pérez Monzón (esposa de Alfonso Bustillo) eso se ve claramente.
A ellos todos los conocen bien. El ingeniero agrónomo Alfonso Bustillo (69) es el presidente de la Asociación Argentina de Angus (hasta noviembre próximo, cuando deje el cargo luego de dos mandatos continuados) y Carlos Fernández (55) es el secretario de la entidad que maneja los hilos de la “raza líder”.
Ellas, Caro y la “Negra” (así la conocen todos a Silvia), son dos mujeres silenciosas que siempre están acompañando a sus esposos. Pero si bien a veces pasan inadvertidas, también se sabe que son los dos pilares en los que se apoyan Alfonso y Carlos.
Sin ellas al lado, sin ellas apoyando, sin ellas compartiendo, sin ellas viviendo momentos simples e importantes de la vida, hubiese sido imposible para los dos llevar adelante una vida de dirigentes y de productores. Sobre todo, de dirigentes.
Carlos –junto con su hermano Martín- tiene la cabaña La Rubeta, en Lezama; Alfonso, con su hermano Pablo, están al frente de la cabaña La Llovizna, en Cañuelas. Pero los dos siempre están codo a codo, de un lado para otro, en todos los detalles, viajando a donde sea para representar a Angus, y muchas veces sus esposas son las que bancan esos momentos quedándose en casa con sus hijos.
Pero también están presentes a la distancia, y también están presentes apoyándolos como fue en la última Expo Primavera Angus que se realizó en el Centro de Exposiciones de Angus en Cañuelas.
Y ellas estaban ahí. Por eso campoindustria.com fue a la búsqueda de Carolina y Silvia para que contaran un poco más de cómo es vivir y compartir el día a día con Alfonso y con Carlos. Una linda charla, con palabras simples y que salen desde las entrañas, para explicar una vida en la que el amor, la comprensión y el apoyo son fundamentales para construir sueños.
¿Hablando de cómo es acompañar a hombres de la ganadería, que además tienen días intensos y con muchos viajes, cómo lo sobrellevan?
CG: Ellos viajan bastante, sobre todo los dos juntos. Yo tengo una inmobiliaria en Palermo, en Capital Federal, nada que ver con el rubro rural. De la ganadería no entiendo nada, cero, pero me gusta el campo, me gusta la vida del campo, el entorno, es decir estar en el campo yo lo disfruto, pero a ver las vacas no voy. La cabaña (La Rubeta) está en Lezama, y me encanta ir. Inclusive ahora vamos más seguido que antes, sí, es lindo.
SPM: Y nosotros tenemos nuestra casa acá, en Cañuelas. Así que todos los fines de semana estamos en el campo y hacemos una vida muy familiar, porque vienen nuestros nietitos y la verdad que la pasamos bárbaro. Lo acompaño a Alfonso hace muchíííísimos años con las vacas y los toros, y la verdad que lo acompaño un montón porque me voy a remates, lejos, exposiciones. Cíclicamente, porque hubo épocas donde iba más, otras en las que me quedaba, pero sí, básicamente, acompaño un montón.
¿Vos tenés alguna actividad aparte?
SPM: Ama de casa.
¿Carolina, con Carlos cuándo y cómo se conocieron?
CG: Hace veintiséis años. Y nos casamos el año pasado, en realidad. El 1 de noviembre, así que próximamente vamos a cumplir un año de casados. Nos conocimos en un veraneo, en Punta del Este. Yo vivía en Córdoba y él en Buenos Aires así que tuvimos un par de años a distancia, y después me vine a vivir acá. Tenemos dos hijos: Tomás (22) y Mora (19).
¿Y ustedes cómo se conocieron con Alfonso?
SPM: Nosotros nos conocimos hace 36 o 38 años, ya no me acuerdo. También por un amigo en común que adorábamos, no está más en este mundo pero él fue el artífice, el Celestino. ¿Hijos?, dos, ya que Alfonso ya vino con mochila lo nuestro. Porque Mariano y Jimena tenían cuatro y cinco años, de un anterior matrimonio de Alfonso, y hoy tienen 41 y 42 años. Nosotros no tuvimos hijos. Yo hice costado, y estoy con ellos como una mamá que hice todo, pero sin ser su mamá, sin haber parido que era lo que me asustaba. Mariano y Jimena son adorables…
CG: Y los nietos…
SPM: Síííí. Y los nietos. Ahora, disfrutando mis nietos que ellos son lo más de lo más. Alfonso es el mayor, por supuesto, que tiene 12 años; Beltrán, que tiene 9, y Salvador, que es un sátrapa divinísimo, que tiene 7.
¿Qué es lo que más les gusta de la ganadería, del ambiente, del sector o de la actividad que hacen los esposos de ustedes?
CG: Lo que a mí más me gusta es cuando hacen la entrega de premios, los cócteles. Eso es lo parte más linda, voy a ser muy sincera.
SPM: Y, para mí, lo más copado de este cuento es la pasión que siempre tuvo Alfonso por el campo, es lo que realmente me enorgullece. Porque no vi una persona con más capacidad de trabajo, de apasionarse por lo que hace que él. Me fascina. Desde el día cero yo siempre supe que mi contra eran las vacas, jajaja.
¿Qué es lo que no les gusta?
CG: ¿Lo que no me gusta?...No, no, nada, porque la verdad que es sorprendente eso, según los veo, con la pasión con la que se mueven, es por eso. A mí algo que me disguste en esto, no, no, no tengo, nada. No lo disfruto como ellos, claramente, porque la pasión la tienen a flor de piel en el tema y uno que lo ve de afuera, por ahí muchas cosas no las entiende pero con acompañar y y estar al lado de Carlos está todo bien. No tengo algo que me disguste.
SPM: No, no, no. Yo tampoco. Tal vez, también tengo que ser sincera, que se descuida muchas veces en pos de todo la adrenalina que le genera esto. Pero yo lo conocí así y lo acepto así. Y también me da mucho placer verlo disfrutar de lo que hace.
Dentro de poco Silvia vas a recuperarlo un poco porque deja de ser presidente…
SPM: Gracias a Dios, gracias a Dios!!.. Estoy como los presos, marco los días que faltan, jajaja.
CG: Por ahí lo que a una, no es que no me gusta, pero veo que se exponen mucho, más allá del tiempo que le dedican, exponen mucho en ruta. Eso sí me da un poquito de miedo. Cuando salen dicen “vamos de acá a Azul, o cuando es Bahía Blanca, que no sé qué, esos tiempos de ruta por ahí uno que no está cerca de ellos, lo sufrís un poco. Encima soy media temerosa con eso, entonces eso por ahí sería lo que no me gusta, que pase tantas horas en ruta, pero lo hace y lo hace con ganas y llega muerto, y al otro día sale al otro lado. Es como que me digan “no hagas tal cosa”… no, no existe.
SPM: Sí, pero básicamente yo muchísimas veces, sobre todo en el último año, lo acompañé un montón a remates re lejos o en un montón de momentos, porque si no me da pánico. Si conmigo agarra el teléfono, imagínate… Voy de secretaria al lado y le digo “optimicemos el tiempo. Yo te contesto los mensajes, vos me vas diciendo”, pero tiene mucha ansiedad.
Pero está bueno compartir las cosas con el esposo…
SPM: A mí me encanta. Sí, y me encanta ver parir las vacas. Es todo como una ceremonia, y yo no entiendo nada tampoco a pesar de la cantidad de años que estoy a su lado, no entiendo nada pero yo le digo que tengo sentido común, que es el mejor de los sentidos. Yo soy, si me gusta o no me gusta, es una cosa estética. Y, bueno, él se ríe, por supuesto, de mí, pero para mí es así. Esta me gusta, esta no me gusta, este ternero me gusta, este no me gusta.
CG: La “Negra” está más entrenada, yo no; para mí son todas lindas. No les noto mucha diferencia, salvo alguna que se puede llegar a notar, pero para mí todas las vacas son lindas.
¿Cuando se conocieron con Carlos, vos ya eras martillera?
CG: No, no. Yo estaba estudiando todavía y vivía en Córdoba capital. Después me vine a trabajar a Buenos Aires. Cuando nació Mora me puse a estudiar para martillera pública, en 2006. Yo tenía amigas que se habían venido a vivir a Capital, yo venía seguido, mi hermana más chica ya vivía acá, así que la transición fue fácil, no fue nada complicada. Y hoy lo disfruto, ya que vamos mucho a Córdoba también…cuando nos permite Angus, jajaja. Me encanta el campo inclusive, no sé mucho de las exposiciones, yo veo cuando entra Miguel (Machicote) a la pista ahí me doy cuenta que es un animal nuestro, sino no tengo ni idea. También está bueno acompañar por más que uno lo entienda. Ahora lo tenemos a Tommy, nuestro hijo, el más grande, que le empezó a gustar mucho el tema, entonces viene a las exposiciones y también lo acompaño a él que está aprendiendo de esto.
Definilo a Carlos...
CG: Carlos tiene un muy gran corazón, es muy noble, muy bueno, tiene mucha intensidad y cuando algo le gusta, es como que no lo vas a desviar del camino, va por ahí. Es muy apasionado, en todo lo que le gusta va a fondo.
¿Silvia, cómo es Alfonso?
SPM: Alfonso…la verdad que es un ser increíble porque tiene una nobleza única. Es súper dedicado, generoso, sumamente alegre y ansioso también, por supuesto. Siempre está como pendiente de los que lo rodean, de hacerlos felices. Entonces, de eso, como familia, disfrutamos un montón; sus hijos, sus nietos, sus hermanos. Es un ser como luminoso, a pesar de lo ansioso que es, es luminosísimo. Siempre está alegre. Yo muchas veces le digo que no hay nada malo para él en la vida, y le digo “una de cal y una de arena”, tampoco se puede ser tan irracional. Es como si siempre hubiera que vivir en Disney, le digo, y se ríen los chicos, sus amigos se ríen porque la frase es “bueno, ok, hablemos de otra cosa, Disney”, jajaja.
CG: A mí me sorprende de ellos que no paran. Carlos es muy hiperkinético, no se sienta un segundo en una mesa, pero acá mismo en la Expo Primavera yo los veo que van, van, van, no se paran de mover. Ayer les decíamos que son la luz mala, están en todos lados.
Es que ellos son muy amigos
CG: Sí, sí, se quieren mucho, se quieren y se respetan mucho.
SPM: Toda la vida así. Porque yo me acuerdo que Carlitos era mini, cuando yo lo conocí hace 36 o 38 años era mini, y los dos corrían, andaban todo el tiempo entre las vacas.
CG: Carlos lo va a extrañar horrores, obviamente.
SPM: Y a pesar de la diferencia de edad y todo, se complementan muy bien.
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